Los jóvenes de hoy día viven inmersos en nuevas tecnologías. Es esta relación con la tecnología la que debería emplearse en la educación para captar su atención, cada día se dispone de más medios y mejores plataformas para llevarlo a cabo, desde tablets, conexiones inalámbricas, smartphones, y un largo etcétera.
Se sabe que los alumnos cada día les cuesta mantener la atención durante largos períodos de tiempo, pero no sólo es culpa del alumnado, también del sistema educativo, que no aprovecha estas nuevas tecnologías en su propio beneficio y para tenerlos atentos y con ganas de aprender.
Las nuevas tecnologías están afectando de forma negativa las calificaciones de los adolescentes. Según los datos ofrecidos por Tecnum, los estudiantes que han tenido un suspenso utilizan las nuevas tecnologías más de tres horas diarias; los que llegan a las cuatro horas acumulan tres y los que tienen cuatro o más asignaturas pendientes se acercan a las cinco horas. La mayor parte del ocio dedicado a este apartado corresponde a televisión e internet, aunque la relación más clara se da entre el número de suspensos y las horas que dedican a internet, con un incremento lineal.
Los adolescentes restan tiempo de estudio por horas delante del ordenador, y esto es responsabilidad de los padres, que son los que tienen el deber de controlar ese tiempo de sus hijos.
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