La sociedad y los padres (en específico) esperan que las escuelas "formen" a los jóvenes; dentro de los límites invisibles, impuestos por las instituciones despersonalizadas, que constituyen identidades, incorporan conocimientos, valores, estereotipos, excluyen el pensamiento diferente, inusual, decantando a los mismos; sin pensar que se les orilla a buscar en esos bordes o límites del sistema escolar, conformando otros dispositivos (conjuntos de elementos que al ponerse en movimiento conducen al logro de una finalidad educativa o personal) dar respuestas a situaciones problemática presentes en su vida cotidiana.
Los jóvenes se ven obligados a buscar alternativas, como: espacios culturales, creados por la necesidad de expresarse, aprender y aprehender por medio de la creatividad y reciprocidad, guiándose por sus intereses, alentando su libertad: construyéndose y reconstruyendo la cultura o a la sociedad misma.
Todo esto responde a las limitaciones que sufre el contexto escolar, propiciando la fuga de jóvenes para producirse a sí mismos, rechazando las identidades atribuidas por los otros, o bien, asumirla de manera reflexiva.
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